lunes, 17 de febrero de 2014

“La Sala”

*
“EL ESTADO SOY YO”
(“La Sala”)

Oscar A. Fernández O.

El despotismo se caracteriza por la concentración de poderes, lo que contradice las bases de las revoluciones liberales, es decir burguesas. En lugar de todo el poder para el pueblo, tendremos que decir “Todo el poder a la Sala de lo Constitucional” o lo que es lo mismo El Estado es la Corte y particularmente los “cuatro jinetes…” y alguno que otro venido a más. Esta sala y sus surrealistas sentencias políticas, se asemejan ya a la "la palabra del rey es la ley"; sus decisiones son sentencias inapelables… y al rey la hacienda y la vida se ha de dar. 

El poder de esta Sala pretende tener un carácter divino, tanto en su origen como en su ejercicio que queda sacralizado. La teoría del derecho divino del poder real (monarquía de derecho divino o absolutismo teológico) nació en el último cuarto del siglo XVI, en el ambiente de las guerras de religión de Francia. Pero cabe recordarles a estos jueces que la revolución burguesa en Francia, proscribió el llamado “Antiguo Régimen” en el último tercio del siglo XVIII. La revolución quebrantó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus agonías, en la medida en que lo destituyó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo. La religión constituyó un factor fundamental de legitimación del Antiguo Régimen al difundir la obediencia como una obligación incondicional de los vasallos (Donoso C.: 1973)

Los saltos histórico-políticos operados después de doscientos años de constitucionalismo han sido muy importantes pero, sin embargo, a la hora de hacer referencia a la revolución burguesa, en la literatura jurídica corriente hay muy poco manejo de las fuentes originales y un exceso de recurso a los clásicos de la teoría del Estado de finales del pasado siglo y comienzos del presente, cuya visión del fenómeno estaba mediatizada y condicionada por dos factores esenciales: su propia realidad política, muy distinta de la época de la revolución burguesa, y la interposición del doctrinarismo, que en este punto ha causado estragos, al introducir claves ideológicas justificativas del dominio político oligárquico-burgués.

Completamente fuera de su ambiente, la separación de poderes ha dejado ya de ser un principio jurídico-constitucional preciso para convertirse en una leyenda, en un mito en el que es difícil discernir lo que es realidad histórica, de lo que es mera fantasía. Circula por los circuitos actuales de las ideas jurídicas con vida propia y virtualidad suficiente para explicar el surgimiento de cualquier clase de institución o principio al que se necesite justificar y dotar de un determinado contenido. No hay ambigüedad erudita que no se remonte, como mínimo, hasta la separación de poderes para contrastar una y otra época al gusto de cada cual. (Alberdi: 2011)



La institución judicial, que en todas partes es la llamada a garantizarle a la ciudadanía sus derechos y libertades- va precisamente en dirección contraria: se dirige aceleradamente a restringir derechos y a cooperar con los poderes facticos tradicionales y sus representantes políticos en El Salvador, para homogeneizar y reprimir las diferencias en la sociedad y para privar de derechos a todos y todas aquellas que son y piensan diferente. 

En consecuencia, las relaciones jurídicas en una sociedad de clases como la capitalista, giran principalmente alrededor de las relaciones de producción y de la propiedad privada, de las que no se pueden apartar. Así como el Estado es en esencia la forma bajo la cual la clase dominante ejerce y defiende sus intereses, el Derecho que la legaliza bajo cualquier matiz refinado de los teóricos del Derecho abstracto, es en principio la voluntad de la clase dominante erigida en ley, mas no la voluntad de las comunidades humanas, a quienes les resulta sólo una ilusión. La historia y la vida de los pueblos están plagadas de montañas de injusticias, impunidades y falsedades que el mercantilismo jurídico se encarga de mitificar y validar. Ya en la Grecia esclavista, escribe E. Bodenheimer, en su Teoría del Derecho, que el sofista Trasímaco, enseñaba que las leyes las creaban los hombres que se encontraban en el poder, para su propio beneficio, y que la justicia no era más que lo que conviene el más fuerte en la sociedad. (Valqui y Bazan: 2009)

La incomodidad y consecuente perversión política de la Sala de lo Constitucional, proviene también de que, tanto desde adentro como desde afuera, en cada espacio jurídico, al decir de Bourdieu, se están cuestionando los preceptos y se exigen nuevas formas de participación social, inclusión y producción de conocimiento. El Derecho constituye una ideología o superestructura respecto a la economía; es un sistema de relaciones correspondientes a los intereses de la clase dominante, y por lo tanto es de ver cuáles de entre esas relaciones sociales pueden definirse como jurídicas y cuáles son acciones clásicamente políticas en favor de ésta clase. “El hombre asume, entonces, la categoría de sujeto de Derecho desde el instante en que el producto del trabajo asume la figura de mercancía, y el sujeto de Derecho no es más que el portador de mercancías transportado al cielo” (Guido Fassó: 1981) 

Estamos en un momento de transición muy importante. Y es que mientras la institucionalidad decadente, que el mismo poder tradicional destruyó, ha perdido la legitimidad que tenía, tanto los operadores jurídicos, los políticos, como la ciudadanía en general, cuestionan con mayor tesón y más vigor, el poder de la institución jurídica y la autoridad y validez con que ese poder antes se ejercía. Se cuestionan ya además, y abiertamente, ciertos cánones tradicionales que se quieren preservar e imponer a toda costa, a cualquier precio y en todo lugar. “La justicia es de los ricos, no funciona para los pobres”, me decía un vendedor de minutas al que le asesinaron a un hijo, crimen que ha quedado impune, como otros miles.

Los razonamientos del llamado pensamiento único, traducidos en la ansiedad del hombre moderno, se manifiestan en orden al derecho. La demanda de soluciones rápidas y eficientes, o, lo que es peligroso, eficientes porque son rápidas, ha repercutido en él, obviando casi siempre, en nombre de esta supuesta eficiencia, los derechos y libertades de los ciudadanos.

En tal sentido, debemos entender que cualquier posibilidad de una vida distinta resultará únicamente de nuevas ideas que se formen cuando modificamos nuestra concepción de la realidad y de nuestro modo de vida, siendo necesario para ello un nuevo punto de partida intelectual, ético y político, comprendiendo que son los pueblos quienes hacen su historia por su mano, de acuerdo a su voluntad, que es la expresión de sus ideas (ideología), las que proceden de sus condiciones de existencia material, de su pertenencia a una clase. Estamos obligados, si nuestro objetivo es liberarnos, a crear pensamiento alternativo, coherente y correspondiente con la época histórica que nos ha tocado vivir. Construyamos la democracia de los pueblos, repensando un Estado fundado en el Derecho de la comunidad humana.
*

martes, 11 de febrero de 2014

Proceso Electoral y Segunda Vuelta

*
LA TRAMPA DE LA 2ª VUELTA

Oscar A. Fernández O.

La democracia según define el diccionario Larousse es "Régimen político en el cual el pueblo ejerce la soberanía por sí mismo, sin mediación de un órgano representativo o por representantes intermediarios " pero de manera estrictamente legal, F. Tena Ramírez (2009) dice que "democracia significa que la voluntad representada en el orden legal del Estado es idéntica a las voluntades de los súbditos" y al ser difícil si no imposible que las voluntades coincidan en su totalidad, la democracia "admite como expresión de la voluntad general la voluntad de la mayoría".

En el sistema electoral de mayoría simple o relativa se acredita el triunfo en las elecciones al candidato que haya obtenido el mayor número de votos. Así, un candidato resultará ganador si recibe por lo menos un voto más que cualquiera de sus adversarios: cada partido presenta un solo candidato y de la competencia emerge un solo ganador. Este sistema se conoce también con el nombre de "sistema del que primero llega a la meta", lo cual resulta justo y democrático, entendiendo que son las mayorías las que deciden, aunque el gobernante electo deba gobernar para todos, incluyendo los que no votaron por él.

El formato clásico de la segunda vuelta consiste en que si en la elección ningún candidato logra conquistar la mayoría absoluta, entonces se celebra, ocho o quince días después, una segunda ronda en la que sólo compiten el primero y el segundo lugares de la primera elección. En El Salvador, se acostumbra esta forma, que dicho sea de paso, exige mayores gastos al Estado. Se calcula off the record, que tal trámite “democrático” no baja de los veinticinco millones de dólares, y todo para repetir el triunfo del FMLN, que ni en el peor de los escenarios puede ser superado, calculando esto matemáticamente. 

Se alega repetidas veces, como argumento central para darle soporte a “las segundas vueltas”, que este mecanismo asegura la “gobernabilidad democrática”, como si la gobernabilidad es directamente proporcional al número de votos. Poco serio como argumento político, pues la gobernabilidad como se nos ha hecho creer, es un invento del mercado, sobre lo cual éste asegura su reproducción sin sobresaltos. No tiene nada que ver pues, con la estabilidad y desarrollo de los pueblos; no tiene que ver con reparar la tremenda factura social provocada por el modelo neoliberal ahora en crisis; no tiene que ver con sanear al Estado de la corrupción secular que le ha caracterizado. No tiene que ver con el bienestar y seguridad de la gente común y corriente, porque el Derecho, es orientado para proteger el modelo económico, que a su vez es una decisión política de las oligarquías burguesas.

Si por el contrario redefinimos gobernabilidad en función de una democracia participativa y entendemos que la primera, un valor del sistema de gobierno para con el sistema gobernado, ha de significar las políticas públicas que den respuestas adecuadas a los problemas reales de la colectividad, entonces, gobernabilidad se refiere a la interacción entre gobernantes y gobernados, entre capacidades de gobierno y demandas políticas de gobiernos que representan al demos. 

En los sistemas presidencialistas como el nuestro, uno de los importantes efectos del sistema de mayoría simple para la elección presidencial, es que tiende a minimizar —probabilísticamente— los problemas de gobierno del Presidente. Bajo una fórmula de mayoría simple en la elección presidencial, el electorado tiende a desarrollar actitudes de "voto estratégico", mismas que lo llevan a evitar "desperdiciar" su voto por partidos, que no tienen posibilidades de triunfo y, tendencialmente, dar su voto a alguno de los dos punteros en la elección.

En oposición, si la receta de segunda vuelta sólo se aplica en la elección presidencial (pues resulta imposible hacerlo de otra forma), el elector –siguiendo el supuesto de que no dividirá su voto tendencialmente- votará por su primera preferencia en la primera vuelta sin importar sus posibilidades de triunfo, y en el entendido de que enfrentará un nuevo dilema en la segunda vuelta. Lo anterior implica que un sistema de dos vueltas que se aplica únicamente a la elección presidencial, no concentra preferencias en la primera vuelta. Más bien tiende a dispersarlas. Dicho de otro modo, en un sistema de dos vueltas, la primera vuelta tenderá a fragmentar, en términos probabilísticos y no determinísticos, el voto de los ciudadanos. (Carrillo: 1998)

"La segunda vuelta se hace necesaria para superar un resultado de empate técnico", aseguran sus defensores. En cuanto a éste tópico habrá que cuestionarse si efectivamente un "empate técnico" rompe con la función y objeto de las votaciones, y si en última instancia podría darse un resultado semejante, es decir, que en la segunda votación los resultados fuesen igual o más cerrados que en una primera. Por último, ¿es un empate técnico haberle ganado a ARENA por diez puntos porcentuales, y haberles derrotado en el 80% del territorio nacional? Recordemos que el actual Presidente Funes, triunfó sobre su contrincante arenero por un poco más de sesenta mil votos y su gobierno no tiene precedentes en materia de desarrollo social, a pesar del boicot criminal de la cúpula oligárquica empresarial fascista.

"La segunda vuelta es para dotar de mayor legitimidad y fuerza al gobernante”, se estila decir. Como anteriormente explicábamos, legitimidad es la relación entre gobernante – gobernado, y no se manifiesta en el número de votos, sino en la representación que tenga el partido ganador del poder ejecutivo en el legislativo o en las alianzas políticas con que éste trabaja. Al darse esa situación, el ejecutivo contará con el respaldo del legislativo y por ende del electorado.

Como país democrático, que camina a la consolidación de esta forma de vida, tenemos un proceso para elegir a nuestros gobernantes, siendo el medio para ello el voto popular. En la segunda vuelta se vulnera la capacidad democrática de nuestro elector, además de la degeneración del voto.

Cuando no se logra entender la sinfonía de la democracia o por el contrario se trata de componer una en función de los intereses oligárquicos burgueses, como la que defiende arena, en donde el pueblo es sólo un instrumento manipulado, “…cunde la frustración entre los políticos tradicionales, el debate se concentra en una simplificada controversia y progresa la confusión, pues disminuye la posibilidad de ver el riesgo que implica estos métodos concebidos en cuotas de poder” (Nohlen: 1993)

La técnica de segunda vuelta provoca la fragmentación del sistema de partidos y de la representación política en la Asamblea Legislativa. El resultado, es presidentes electos por mayoría absoluta, pero se tiende a minimizar el contingente legislativo del Ejecutivo. A menor contingente legislativo del Presidente, tiende a aumentar el número de partidos que tienen que cooperar con él y su partido, complicándose así la dificultad de construir coaliciones legislativas que faciliten el gobierno. Esta es la trampa.
*

miércoles, 5 de febrero de 2014

ARENA CONTRA EL PUEBLO

*
ARENA: LA CONSPIRACIÓN CONTRA EL PUEBLO SALVADOREÑO

Oscar A. Fernández O.
“El pueblo, con paciencia y esperanza

cobra su deuda, despierta cada cien años 

y entonces la tierra tiembla”

Pablo Neruda.

La discusión de si la democracia se reduce a procedimientos o si debe ser un régimen, traduce y expresa la crisis que actualmente atraviesa este principio liberal burgués y el movimiento democrático en general. En El Salvador esta discusión significa en el fondo, la lucha entre consolidar la democracia de la elite oligárquica- burguesa o construir un régimen de participación popular en la elección, control y decisión activa permanente del Estado.

La estrategia democrática, está actualmente condicionada por la implantación de un modelo que la reduce a simples procedimientos, rompiendo así con la concepción histórica original, que entendía la democracia cómo un régimen político indisociable de una concepción sustantiva de los fines de la institucionalidad política y de una visión integral del ser humano. Es fácil notar que, independientemente de la filosofía que sustenta, la concepción procedimental de la democracia, tiene su origen en la crisis de lo que significa la vida colectiva y pretende ocultarla disociando la forma de régimen político de cualquier discusión al respecto, incluso llegando a suprimir la idea de tales finalidades. El profundo vínculo que une esta concepción es el llamado irrisoriamente, individualismo contemporáneo.

La discusión sobre la democracia, es la discusión sobre la política como resultante de una creación histórico-social. Pero su representación histórica específica es el político, dimensión explícita o implícita que tiene que ver con el poder.

La calidad de la democracia en su concepción histórica original, se sustenta en la capacidad de los gobernantes, la representación de los intereses del ciudadano y la formulación de políticas aptas y oportunas, sujetas al control social. Esto nos da como producto una mejor capacidad de gobernar junto al pueblo y lejos de los poderes de facto. En este contexto, los partidos políticos, dice la teoría burguesa, son los nexos entre la sociedad y estado (si es que en realidad lo son), existen como organismos responsables en la formulación de las políticas y hasta hoy no tienen sustitutos. 

Sin embargo, hoy podemos advertir que ante nuestros ojos, se engendra una crisis de los actores políticos tradicionales, razón por la que han comenzado a plantearse modelos alternativos de este ejercicio, el cual recaiga directamente en el pueblo organizado. Si los políticos tradicionales no cumplen con su obligación y además existe baja capacidad de gobierno, se materializa la crisis de lo político y de la política, de distintas formas, aunque previsibles.

El imaginario social capitalista, instituye valores para cohesionar a los sujetos sociales, guiando las subjetividades para construir realidades y crear de esta manera personalidades dependientes y sumisas, seguidoras del proyecto impuesto, quienes desempeñarán papeles que pertenecen al guión escrito por otros, dejándose llevar por los acontecimientos.

En los últimos 30 años asistimos a un drástico proceso de cambio que ha modificado profundamente los parámetros con los que debe guiarse la relación entre el Estado y la Sociedad civil. Este proceso, ligado a la hegemonía mundial del neoliberalismo, ha generado intensas transformaciones que se consiguieron a través de la lucha de los pueblos en la etapa moderna o posindustrial del capitalismo. La respuesta ha sido una virulenta especie de contrarreforma. Esto es lo que ofrece ARENA en realidad, cuando habla de “recuperar El Salvador”, es decir, volver a un país en el que ellos mandan como en una finca y que toda resistencia política o conflicto social, sea aplastado nuevamente con violencia armada. Si ya hubo una guerra con miles de muertos inocentes, por qué nos quieren arrastrar a nuevos derramamientos de sangre.

El modelo de desarrollo implícito en las ideas neoliberales conlleva un proceso de liberación de los mercados que se opone a la participación ampliada del Estado y que por ende, reduce o subordina su presencia en la conducción de la sociedad. Así mismo, se produce una reducción de los espacios de participación política y de ejercicio de ciudadanía, todo ello basado en una visión de lo social que es excluyente. Esta visión de la cuestión social en términos de exclusión se pone de manifiesto en situaciones muy específicas, como es el caso de las políticas sociales en el marco de la realización de procesos de ajuste económico

Como los partidos son un componente importante de los sistemas políticos contemporáneos, aunque no esencial, dicha crisis puede amenazar en última instancia, no sólo la estabilidad y eficiencia del sistema político, sino también la propia calidad de la democracia, que estaría derivando a nuevas formas de Dictadura. No olvidemos que estas fueron las condiciones que permitieron instalar el fascismo y el nazismo en la Europa de mediados del siglo pasado, lo cual derivó en la Segunda Guerra Mundial.

Las crisis de la democracia, manipulada por la oligarquía fascista, señala que ésta se sustenta en dos factores de fondo: que el neoliberalismo es incompatible con ella, y que la capacidad de los partidos políticos tradicionales, en su papel de representación (alejados del demos), no se expresa en la elaboración de políticas oportunas y aptas en pro de las necesidades y demandas de las mayorías. 

El Salvador es un país que aún contra los tropiezos sorpresivos y contra las acciones retardadoras de las derechas oligárquicas, inició un proceso de cambios desde que nuestro Frente acordó terminar con la guerra y transformó con los Acuerdos de Paz, la realidad política nacional. Efectivamente estamos cambiando, y en esta etapa en que hemos desplazado por la decisión del pueblo, a los poderes tradicionales que han esquilmado al Estado y a la sociedad, los cambios caminan en dirección de profundizarse. 

Pregúntenselo a los ricos y poderosos, que son los que parecen estar más claros de esto, de allí su furibunda reacción dirigida aparentemente contra “los partidos políticos” de los cuales se han servido siempre, pero que en realidad es contra el FMLN que de verdad les incomoda. En su mente siempre ha estado la fija idea de destruir al único referente fuerte y organizado que tiene el pueblo para continuar y consolidar los cambios.

La realidad social y el modelo económico que la aprisiona, no la hemos podido sustituir en cinco años, más allá de modestas acciones en pro del desarrollo social, encaminadas a borrar una sangrienta herida secular: la pavorosa desigualdad que nos caracteriza como sociedad. Enfrentamos una abierta conspiración de los poderes de facto, con la oligarquía económica tradicional a la cabeza. Hay un boicot a la recuperación económica del pueblo salvadoreño y ahora afilan su intriga con el fin de “recuperar El Salvador”, su eterno botín y tomar ellos directamente el control del Estado. Lamentablemente otras instituciones se prestan, con o sin saberlo, a la maniobra, como es el caso de la Sala de lo Constitucional de la CSJ, que a fuerza de “resoluciones de inconstitucionalidad”, pretenden hacerle el mandado a los poderes fácticos, de detener el esfuerzo por diseñar un Estado popular.

La incapacidad de los gobiernos de ARENA para detener esta vorágine social, se ha debido siempre a su compromiso indisoluble con un poder económico ultraconservador y fascista que nos ha llevado al grado de desorden que enfrentamos. Las promesas electorales de ARENA, además de aventureras e irresponsables, no podrán cumplirse y lo más seguro es que profundizarán la crisis organizativa y de legitimidad de los partidos tradicionales. El peligro real es que esta crisis de legitimidad nos lleve a una mayor fractura social, por lo que debemos acelerar la construcción de una representación popular efectiva que recoja la bandera de una nueva democracia, una democracia construida por el pueblo, aquí en El Salvador. El instrumento existe: el FMLN, y el 2 de febrero sólo tenemos que marcar la bandera roja, la bandera del pueblo, la bandera de la reivindicación histórica de los y las salvadoreños.
*

Elecciones 2014: una opinión

*
El Salvador Elecciones 2014: una victoria de la izquierda diferida 
 Por Roberto Pineda

Este 2 de febrero de 2014 el FMLN avanzó bastante, pero no lo suficiente para ganar en primera vuelta en estas elecciones presidenciales. La próxima cita será el 9 de marzo. En todo proceso de lucha política y en particular en la lucha por realizar transformaciones revolucionarias, hay victorias y derrotas. Pensar que el camino esta lleno sólo de éxitos sin fracasos es una ingenuidad. 

En esta ocasión nos encontramos con una situación en la que se ha producido para la izquierda salvadoreña una victoria con sabor de derrota y para la derecha una derrota con sabor de victoria. Para el FMLN la segunda vuelta es una amenaza ya que se estuvo a punto de ganar mientras que para ARENA es una oportunidad ya que estuvieron a punto de perecer. 

¿A que nos referimos? Veamos un breve balance inicial de estas elecciones marcadas por un alto nivel de ausentismo, la mitad del cuerpo electoral, que de por si indica en un proceso democrático como el nuestro que viene de una guerra, una peligrosa falta de comunicación entre partidos políticos y ciudadanía. 

Para el FMLN, la inversión política realizada en términos globales de tiempos de campaña, cuantiosos recursos, diseño estratégico, debilitamiento del enemigo, debió de haber significado la victoria en primera vuelta. Y no fue así. Esto es lo principal. El cálculo fue equivocado. Incluso la modalidad de la estrategia electoral basada en medios, determino que el voto duro fuera muy tímido y únicamente se revelara públicamente con su rojo característico el día de las elecciones.

Y este hecho político no debería ser ocultado por discursos triunfalistas, no obstante que se ganaron 13 de los 14 departamentos y que la maquinaria político-electoral del FMLN mostró su enorme poderío organizativo y capacidad de movilización. Es un admirable ejército político con el que se vuelve posible ganar, pero no esta asegurado. Esa es la realidad y no las bondadosas encuestas de universidades. 

Y en el segundo tiempo de este partido, que es el que vale, la victoria va depender de la habilidad de su dirección para garantizar que se mantenga el nivel de disciplina y entusiasmo de su militancia; atraer a nuevas fuerzas tanto de derecha como de izquierda y modificar la combinación en la estrategia de sus recursos electorales, en particular modular la participación del presidente Funes. Demasiado chile puede arruinar la comida. Y parece ser que un segmento importante de capa media urbana esta rechazando el alto protagonismo del que fue calificado como el “sexto candidato.” 

Aunque hubieron también pérdidas simbólicas que ameritan una lectura cuidadosa: se recuperan bastiones históricos como Soyapango y Mejicanos pero se pierde de nuevo como en el 2012, el municipio de San Salvador, el principal centro político del país; Santa Tecla, ciudad gobernada por cinco periodos por el actual candidato a la vicepresidencia Ortiz, y Nuevo Cuscatlan, ciudad gobernada por el joven y carismático empresario Nayib Bukele

Para ARENA, no obstante enfrentarse a una mortal arremetida política, que incluye tener a uno de sus expresidentes prófugo de la justicia por acusaciones de corrupción; logró garantizar el funcionamiento de su poderoso aparato partidario. Bajo una fuerte tormenta lograron recomponerse y evitar el hundimiento y van para segunda vuelta. En esta oportunidad observamos a un votante de derecha que ocultó su identidad pero mantuvo su convicción. Es un voto duro de derecha oculto. 

Los que se hundieron bajo el fuego del enfrentamiento entre FMLN y ARENA fueron los esfuerzos del expresidente Saca de abrirle espacios a una tercera fuerza, a la coalición Unidad integrada por los partidos Gana, PCN y PDC, aunque logró un decisivo 10 por ciento de los votos. Esos son seguramente votos de derecha que difícilmente serán trasladas automáticamente hacia el FMLN aunque Saca lo pidiera y rogara

Es claro que en el enfrentamiento social que caracteriza a nuestro país no hay espacio para alternativas centristas y esto es positivo ya que se mantiene la disputa entre dos proyectos históricos, el popular y el oligárquico, entre la izquierda y la derecha.

Son 10 puntos porcentuales los que separan a ARENA del FMLN. Esta difícil remontarlos, pero no es imposible. Va depender de su capacidad para garantizar que mantengan la disciplina y el entusiasmo de su militancia; descalifiquen al FMLN en los sectores urbanos; logren posesionarse de los corazones de los votantes de Saca, y desarrollen una estrategia electoral que los ubique como los únicos capaces de sacar al país de la crisis en que se encuentra.

Para el movimiento popular, el 2 de febrero deja muchas enseñanzas. Permitió principalmente identificar claramente los límites de nuestra convocatoria y la necesidad de aumentar significativamente nuestro trabajo organizativo y de educación política de nuestras bases. No pudimos asegurar la victoria.

Perspectivas

EL FMLN junto con el movimiento popular y social debe para garantizar la victoria el 9 de marzo no solo ver hacia la derecha, hacia la conquista de los votos de la coalición Unidad sino también hacia la izquierda, hacia el MNP y su dirigente Dagoberto Gutiérrez, que también tiene presencia en el movimiento social así como a sectores de la UES. 

Estamos ya en un nuevo momento que nos exige redoblar nuestros esfuerzos para garantizar obtener esta victoria diferida y evitar que se haga realidad la restauración oligárquica. Vamos hacia la victoria.

3 de febrero de 2014
*