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EN LAS BODAS DE ORO DE LA ESCUELA NORMAL DE MAESTROS
DIARIO DE SANTA ANA
Hoja de difusión cultural
Santa Ana, septiembre 6 de 1938
La Escuela Normal en el cincuentenario de su fundación. Será conmemorada con entusiasmo esta magna fecha.
Por Joaquín Hernández C.
Cumple hoy cincuenta años de vida la Escuela Normal de Maestros. Medio siglo, en el que sistemáticamente se ha venido desarrollando una labor cultural cuyos óptimos frutos nos prueban el acierto y la trascendencia de su creación. Durante este período ha tenido sus ciclos luminosos y sus ciclos oscuros: es decir, en algunas épocas su labor ha sido favorecida y fomentada y, en otros, hasta se la ha querido suprimir, sin pensar talvez en la trascendencia de su significado. Afortunadamente estos últimos períodos han sido fugaces, como todo movimiento falso y negativo. Y así, vemos con alegría que nuestra patria tiene una escuela, eficiente dentro del marco de lo posible, donde educa a sus jóvenes hijos, anhelosos de superación intelectual y moral. Ha sido en las aulas de esta escuela donde se han preparado entidades concientes, en el sentido lato de la palabra; hombres conocedores y fieles cumplidores del deber, abnegados cultores del espíritu y del cerebro, despertadores de personalidades, quienes, en uno u otro sentido de sus actividades han contribuido al mejoramiento social de nuestro pueblo.
Grande es la evolución que ha experimentado la educación en nuestro país. Es cierto que falta mucho que hacer todavía, pero algo se ha hecho ya. Es manifiesta la tendencia a desaparecer por completo los viejos sistemas de enseñanzas, en los que por medios irracionales y crueles se imparte el conocimiento. Aún hoy, se observan vagos destellos del empirismo. Pero nada puede eliminarse de un tajo, máxime cuando ciertos males tienen caracteres atávicos que persisten en obstaculizar el esfuerzo culturizador. No obstante el conocimiento, la voluntad, el estudio, todo, en fin, esta siendo sometido a disciplinas racionales y a principios normativos que regulan la conducta, educan el carácter y despiertan la personalidad.
La Escuela Normal fue fundada por iniciativa del preclaro General Francisco Menéndez. Este ilustre salvadoreño corroboró con sus obras, sus pensamientos. Supo unir la acción a la idea, el brazo y el cerebro. Pensaba y actuaba. Intuía, con un delicado espiritualismo, los acontecimientos buenos y los malos, tratando siempre de trasmutar estos últimos en los de primera categoría moral. Desplazaba sus energías en sentido constructivo. Poseía mirajes elevadísimos como los de un águila, y encaminaba hacia esas regiones, firmemente sus pasos, llevando tras sí, como un astro, una pléyade de conciencias. Amó la cultura de su pueblo. Fortificó la educación de mil maneras; protegiendo al personal docente y fundando escuelas, a dónde jóvenes y niños fueran a oír la mágica voz de: “SURGET ET AMBULA”. Fue así como concibió la creación de la Escuela Normal, como también un Instituto de Ciencias y Letras.
Aunque su visión intuitiva y orientadora no se hubiera desplazado en innumerables direcciones y con variados fines; aunque la obra del General Francisco Menéndez se hubiese reducido únicamente a la fundación de esta escuela, con ellos bastaría para que su nombre fuera respetado y colocado en la galería de los ilustres. Más él, fue un tipo integral, encaminó hacia todos los rumbos sus anhelos de cultura, con dinamismo raro en nuestra raza, sumida en las cenagosas aguas de la abulia. Su obra y su figura son un símbolo de ejemplaridad humana.
La Escuela Normal de Santa Ana conmemora este día tan fausto acontecimiento de la Historia Patria. Ha enviado una comisión de alumnos a la ciudad de Chinameca a colocar coronas al sepulcro de su primer Director, señor Don Gustavo Radlach; celebrará un acto cultural en el salón de actos públicos del plantel; difundirá un acto concierto en la estación radiodifusora YSP de la Policía Nacional, y por la noche tendrá verificativo un baile en su mismo edificio.
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EN LAS BODAS DE ORO DE LA ESCUELA NORMAL DE MAESTROS
DIARIO DE SANTA ANA
Hoja de difusión cultural
Santa Ana, septiembre 6 de 1938
La Escuela Normal en el cincuentenario de su fundación. Será conmemorada con entusiasmo esta magna fecha.
Por Joaquín Hernández C.
Cumple hoy cincuenta años de vida la Escuela Normal de Maestros. Medio siglo, en el que sistemáticamente se ha venido desarrollando una labor cultural cuyos óptimos frutos nos prueban el acierto y la trascendencia de su creación. Durante este período ha tenido sus ciclos luminosos y sus ciclos oscuros: es decir, en algunas épocas su labor ha sido favorecida y fomentada y, en otros, hasta se la ha querido suprimir, sin pensar talvez en la trascendencia de su significado. Afortunadamente estos últimos períodos han sido fugaces, como todo movimiento falso y negativo. Y así, vemos con alegría que nuestra patria tiene una escuela, eficiente dentro del marco de lo posible, donde educa a sus jóvenes hijos, anhelosos de superación intelectual y moral. Ha sido en las aulas de esta escuela donde se han preparado entidades concientes, en el sentido lato de la palabra; hombres conocedores y fieles cumplidores del deber, abnegados cultores del espíritu y del cerebro, despertadores de personalidades, quienes, en uno u otro sentido de sus actividades han contribuido al mejoramiento social de nuestro pueblo.
Grande es la evolución que ha experimentado la educación en nuestro país. Es cierto que falta mucho que hacer todavía, pero algo se ha hecho ya. Es manifiesta la tendencia a desaparecer por completo los viejos sistemas de enseñanzas, en los que por medios irracionales y crueles se imparte el conocimiento. Aún hoy, se observan vagos destellos del empirismo. Pero nada puede eliminarse de un tajo, máxime cuando ciertos males tienen caracteres atávicos que persisten en obstaculizar el esfuerzo culturizador. No obstante el conocimiento, la voluntad, el estudio, todo, en fin, esta siendo sometido a disciplinas racionales y a principios normativos que regulan la conducta, educan el carácter y despiertan la personalidad.
La Escuela Normal fue fundada por iniciativa del preclaro General Francisco Menéndez. Este ilustre salvadoreño corroboró con sus obras, sus pensamientos. Supo unir la acción a la idea, el brazo y el cerebro. Pensaba y actuaba. Intuía, con un delicado espiritualismo, los acontecimientos buenos y los malos, tratando siempre de trasmutar estos últimos en los de primera categoría moral. Desplazaba sus energías en sentido constructivo. Poseía mirajes elevadísimos como los de un águila, y encaminaba hacia esas regiones, firmemente sus pasos, llevando tras sí, como un astro, una pléyade de conciencias. Amó la cultura de su pueblo. Fortificó la educación de mil maneras; protegiendo al personal docente y fundando escuelas, a dónde jóvenes y niños fueran a oír la mágica voz de: “SURGET ET AMBULA”. Fue así como concibió la creación de la Escuela Normal, como también un Instituto de Ciencias y Letras.
Aunque su visión intuitiva y orientadora no se hubiera desplazado en innumerables direcciones y con variados fines; aunque la obra del General Francisco Menéndez se hubiese reducido únicamente a la fundación de esta escuela, con ellos bastaría para que su nombre fuera respetado y colocado en la galería de los ilustres. Más él, fue un tipo integral, encaminó hacia todos los rumbos sus anhelos de cultura, con dinamismo raro en nuestra raza, sumida en las cenagosas aguas de la abulia. Su obra y su figura son un símbolo de ejemplaridad humana.
La Escuela Normal de Santa Ana conmemora este día tan fausto acontecimiento de la Historia Patria. Ha enviado una comisión de alumnos a la ciudad de Chinameca a colocar coronas al sepulcro de su primer Director, señor Don Gustavo Radlach; celebrará un acto cultural en el salón de actos públicos del plantel; difundirá un acto concierto en la estación radiodifusora YSP de la Policía Nacional, y por la noche tendrá verificativo un baile en su mismo edificio.
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