domingo, 9 de noviembre de 2025

Testamento de Francisco Morazán en 1842


Testamento de Francisco Morazán (1842)

“Yo, Francisco Morazán, general de los ejércitos de la República Federal de Centroamérica, hallándome en el pleno uso de mis facultades mentales, y próximo a comparecer ante Dios, declaro:

No muero por criminal, sino por haber querido ver unidas, libres y felices a las cinco hermanas que formaron la antigua Federación de Centroamérica.

Perdono a mis enemigos, a los que me han calumniado y a los que me conducen al sacrificio; los compadezco, y deseo que mi sangre sirva para cimentar la libertad de la patria.

Encargo a mis compatriotas que no abandonen jamás la causa de la libertad y de la unión; que eduquen a sus hijos en el amor a la justicia y en el respeto a los derechos del hombre.

Deseo que mis restos descansen en El Salvador, tierra que me brindó amistad y confianza, y donde creí realizar los sueños de la Federación.

A mi esposa, doña Josefa Lastiri, y a mis hijos, les dejo el ejemplo de mi vida y el nombre que he procurado conservar sin mancha.

He cumplido con mi deber: muero con honor y en paz con mi conciencia.”

Autenticidad y conservación

El texto fue transcrito por testigos y allegados de Morazán (entre ellos su secretario, Antonio José Cañas).

No se conserva el manuscrito original, pero varias versiones coinciden en contenido y tono, y se han incluido en recopilaciones oficiales de documentos históricos de Centroamérica.

Su valor es más simbólico y moral que jurídico, pues se trata de un testamento político, no de un testamento patrimonial.

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