Interesante noticia que refleja los problemas de crecimiento poblacional, salud, erosión, escasez y contaminación vinculados al recurso agua en Centroamérica pero con datos para El Salvador. Se dice que en Centroamérica el único país con una situación crítica con respecto al agua es El Salvador, el resto de países todavía usa alrededor del 10% de su recurso agua.
Autor: Naciones Unidas. Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL
La referencia a la relación de los recursos hídricos y la agricultura debe enmarcarse en un ámbitomás amplio que comprenda el uso del agua por distintos sectores y la competencia que entre ellosse establece por su utilización.
En este sentido, resolver los problemas que afectan a los recursos hídricos se vuelve unatarea muy compleja, como lo señalan innumerables estudios dedicados al tema. Ello es así porqueel agua debe ser compartida eficiente y equitativamente entre todos los sectores y usuarios quenecesitan el recurso para sus propios fines, y además se deben considerar las necesidades delmedio ambiente. 1 Sumado a ello, el aprovechamiento del agua por la agricultura, que es uno delos usuarios de más peso, implica la generación de contradicciones (económicas, sociales,técnicas, jurídicas, referentes al medio ambiente, 2 y otras) que obligan también a buscar equilibrios. 3 A ello se agrega que dichas contradicciones y los deseados equilibrios estánenmarcados por diversos factores: antropológicos, históricos, sociales, económicos, técnicos,ideológicos, filosóficos, culturales, que obligatoriamente deben ser tomados en cuenta si se aspiraal buen manejo del recurso en dicho sector con fines de desarrollo económico y social.
a) Los aspectos positivos
La agricultura es siempre el mayor usuario de todos los recursos hídricos tomados en suconjunto: la lluvia (agua verde) y el agua en los ríos, lagos y acuíferos (agua azul). Dicho sectorabsorbe alrededor del 70% del consumo mundial, mientras que al uso doméstico se destina 10% ya los usos industriales 21%. La mitad del consumo mundial del agua en la agricultura se pierdepor evaporación e infiltración, aunque también se discute que la segunda no es totalmente pérdida(PNUMA, 2003a; FAO, 2003b; OPS/OMS/AIDIS/CWWA/CEPIS, 2000).
El incremento de los recursos hídricos para la agricultura fue el motor para la revoluciónverde. En el decenio de 1990, en los países en desarrollo la producción de alimentos aumentó 3,4% anual y sobrepasó el crecimiento de la población, que fue de 1,5%. La FAO considera quedesde los años sesenta el sistema alimentario mundial ha duplicado la producción necesaria paraalimentar a la población global, proveyendo más alimentos por habitante a preciosprogresivamente más bajos. Se ha estimado que pese a existir grandes disparidades en el acceso alos alimentos, su disponibilidad por persona en el mundo ha crecido 17,5% y en los países endesarrollo 27,6% en el período 1960-1990 (IFPRI, 1995).
En América Latina, los rendimientos de los cereales se elevaron 70% en ese mismo período, desempeño logrado con una combinación de semillas de alto rendimiento, el control de plagas, la nutrición de los cultivos y con el incrementode la irrigación, que hizo posible el uso de estos insumos (CGIAR, 2002a; FAO, 2003b; Huber-Lee y Kemp-Benedict, 2003). En este sentido, se estima que la productividad del agua se ha incrementado 100% en los últimos 40 años (FAO, 2003b). Se calcula que de 1950 a 2001 elárea irrigada en el mundo pasó de 110 millones de hectáreas a 280 millones (Banco Mundial, 2003).
En la actualidad, una tercera parte de la cosecha mundial de alimentos y más del 50% dela producción global de granos proviene de la agricultura irrigada, que sólo cuenta con menos del20% de las tierras cultivadas del mundo (Dinar, 1998).
Ciertos efectos de la irrigación de los cultivos también constituyen beneficios indirectospara el medio ambiente, como la recarga de las napas subterráneas, la regulación de lascorrientes, el reciclaje de las aguas residuales y la protección contra la erosión del suelo (Redaud, 1998).Otro beneficio importante de la agricultura de riego es su contribución a la reducción de lapobreza en distintas partes del mundo, sobre todo en los países del Sur y del Sudeste de Asia,donde el riego ha tenido una gran difusión (Dinar, 1998; Rijsberman, 2004; Banco Mundial,
2003; Diouf, 2004).
b) Las sombras en la relación agua-agricultura
Se ha vuelto un lugar común en el análisis de la conexión entre sector agrícola, agua y medio ambiente, la afirmación de que la agricultura intensiva ha sido una de las actividades máscontaminantes del agua, aunque no la única. Los problemas ambientales provenientes del uso delagua en la agricultura atañen a la cantidad y calidad del agua, la calidad del suelo, la biodiversidad y el hábitat de las especies, el bienestar rural y el microclima (Bonnis y Steenblik, 1998; Dinar, 1998; Zilberman, 1998; FAO, 2003a; Huber-Lee y Kemp-Benedict, 2003; Klohn y Appelgren, 1998).
Si las tierras irrigadas no se manejan adecuadamente, por ejemplo, descuidando eldrenaje, son propensas a desarrollar salinización y anegamientos. Además, los terrenos conpendientes pronunciadas mal manejados son afectados por la erosión, como sucede en ampliasregiones de Centroamérica que han sido deforestadas para su conversión a la agricultura. Estoconduce a la reducción de la productividad del suelo, pero también impacta en forma negativasobre los recursos hídricos.
Se observa que la deforestación de la parte alta de una cuenca repercute en el cambio delcaudal de los ríos a lo largo del año, el cual es mayor que antes en el período lluvioso y menor enel período seco; disminuye la recarga a los acuíferos subterráneos, aumenta la sedimentación enlos reservorios, lagos, lagunas, riberas de los ríos y canales; el riesgo de inundaciones es mayor yse eleva la contaminación de las aguas por sólidos, elementos químicos y materia orgánicaproveniente del suelo erosionado (FAO, 2000a).
En Centroamérica, el caso más ilustrativo es elde la cuenca del Río Lempa, cuyos suelos están erosionados en dos terceras partes y sus embalsesacusan un fuerte azolvamiento, lo que acarrea serios problemas económicos debido a que dedicha cuenca depende la mayor parte del sistema nacional de agua y de energía eléctrica deEl Salvador (Góchez, 1999; Cuéllar y otros, 2001).
Uno de los mayores problemas es el deterioro en la calidad del agua, por cuanto elloreduce la cantidad disponible necesaria (CGIAR, 2002a). Los problemas clave de calidad delagua en los que incide la agricultura incluyen: eutrofización, 4 contaminación con residuos deagroquímicos, turbidez, desoxigenación, acidificación y salinización. Estos fenómenos afectan alas aguas superficiales y subterráneas, así como a los sistemas costeros (Bonnis y Steenblik, 1998).
Diversas regiones agrícolas del mundo sufren de contaminación proveniente de losagroquímicos. Este fenómeno en Centroamérica se ha reportado principalmente en el cultivo delalgodón, particularmente en Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
En Guatemala se ha observadocontaminación con mercurio y organofosforados.
En El Salvador, los ríos y arroyos de lasprincipales zonas agrícolas están altamente contaminados con pesticidas, sobre todo con DDT enáreas donde se cultiva algodón en las planicies costeras del Sudeste. En el río Grande de SanMiguel se han encontrado concentraciones de 3,15 miligramos de DDT por litro de agua, proporción que triplica el límite letal para peces.
En Nicaragua se ha detectado contaminación con toxafeno (no biodegradable) en concentraciones fuera de norma (CIEUA, 1998; Silvel yotros, 1997; Aquastat, 2001f). Por otra parte, en los países de la Organización para laCooperación y el Desarrollo (OCDE) se ha determinado que cerca de dos tercios de las emisionesde nitrógeno a las aguas superficiales y marinas y cerca de un tercio de los fosfatos provienen dela agricultura (Bonnis y Steenblik, 1998).
Por otra parte, el deterioro de la calidad del agua, que se ha incrementado con lacompetencia al desarrollarse otros sectores usuarios, afecta también a la agricultura y a la población rural. El mismo efecto genera el abandono de las áreas rurales en los programas de inversiones en infraestructura sanitaria y de riego.
Así, un gran número de fuentes de agua están contaminadas con materias fecales, como se ha reportado en El Salvador y Guatemala. En elprimer país, 21 puntos de muestreo sobre los ríos Sucio y Agua Caliente y sus tributariosdeterminaron en 1996 que el 100% de las aguas estaban contaminadas con respecto a análisismicrobiológicos en grados alarmantes (Cuéllar y otros, 2001).
En Guatemala, los principales problemas se presentan en los ríos de la planicie costera del Pacífico, en la cuenca del río Maria Linda y en los lagos de Izabal, Amatitlán, Petén Itzá y Bahíade Amatique (CIEUA, 1998 y 2000).
Muchas veces los agricultores se ven privados de producir cultivos de alto valor en elmercado por escasez de agua adecuada o basan su riego en aguas no tratadas, altamentecontaminadas, provenientes de los efluentes urbanos, por ejemplo, para el cultivo de hortalizas.
En las áreas rurales, que no cuentan con red de agua potable, la utilización del agua subterráneapara consumo humano y el brebaje de los animales de granja expone a la población a laintoxicación por arsénico y flúor contenidos en el agua y los alimentos como la leche (PérezCarrera y Fernández Cirelli, 2004; CGIAR, 2002a; OEA, 1991). 5
Estudios en diversos lugares del mundo sobre el estado de las fuentes de agua (ríos, lagos,acuíferos subterráneos, entre otros) revelan que es generalizada una situación crítica decontaminación, reducción de los volúmenes del agua; amenaza a la vida silvestre, labiodiversidad y la posibilidad misma de que las fuentes hídricas se conserven (PNUMA, 2003;Tate y Rivers, 1994). La tendencia para los próximos años será de una creciente escasez relativapor cuanto la demanda se acrecentará, al mismo tiempo que la calidad se deteriora mientras lacantidad de los recursos hídricos se mantiene constante, dando lugar a disminución en la oferta.
Esto constituye una realidad tanto a escala global como nacional o local (Doering III, 1998;Klohn y Appelgren, 1998; Fernández Jáuregui, 2003).
En Centroamérica, la solución de los problemas económicos y sociales que aquejan a laregión acarreará un incremento cada vez mayor de esa escasez a pesar de que las cifras sugierenque es una de las zonas del planeta con mejor situación en cuanto a oferta física del recurso, aligual que toda América Latina. 6 Por consiguiente, no sólo el aumento de la población y las actividades productivas ejercerán presión en el uso de mayores volúmenes de agua, sino tambiénla necesidad de mejorar las precarias condiciones de vida de altos porcentajes de la población, lascuales 7 están en gran parte relacionadas con su marginación de los beneficios de las redes desanidad, agua potable y tratamiento de desechos (véanse los cuadros I-1 y I-2 del anexo I).
Otro factor importante en esta región es la distribución espacial de los asentamientos humanos, que es incongruente con la distribución espacial de los recursos hídricos. A títuloilustrativo, dos terceras partes de la población centroamericana está asentada sobre la vertiente del Océano Pacífico, donde escurre el 30% de las aguas superficiales, mientras que una tercera parte de la población del territorio se ubica sobre la vertiente del Caribe, donde escurre 70% de la riqueza hídrica del Istmo.
Además, en la vertiente del Pacífico los ríos tienen un comportamiento marcadamente estacional. Durante la estación lluviosa se presentan crecidas con valores extremos, mientras que durante la estación seca los caudales bajan a puntos críticos. Se trata de cuencas en franco proceso de degradación, donde no existe mecanismo natural alguno de regulación del caudal base durante el período de estiaje, en gran parte debido a la deforestación (SG-SICA, 1999; SICA/CAC/CCAD, 2003). Sin embargo, el carácter conflictivo de la relación de la agricultura con el agua está condicionado históricamente, por las construcciones económico-sociales, políticas e ideológicasde la sociedad. Tal planteamiento permite avizorar la posibilidad de solución a los problemasagudos que se están enfrentando, vinculados con el agua no sólo en la agricultura sino también enlos otros sectores usuarios, como consecuencia del incremento demográfico, el traslado depoblación de las zonas rurales a las urbanas, el desarrollo industrial y la forma inadecuada en que se ha manejado el recurso.
1 Se ha llegado a determinar la necesidad de proteger y aumentar caudales ecológicos o mínimos (in-stream flows), que es el volumen de agua necesario para mantener los ecosistemas. Su sobreexplotación puede conducir a su degradación y desaparición (PNUMA, 2003a; Bauer, 2003).
2 La FAO señala que iulamentablemente, el mundo recién ahora se ha dado cuenta de que las tierras húmedas proporcionan valiosos «servicios como ecosistema», tales como la recarga de agua subterránea, la atenuación de las inundaciones y como filtro natural que retiene sedimentos y contaminantesln. Por el desconocimiento de su papel, tradicionalmente se ha tendido a intervenir estas zonas, incluso para transformarlas en tierras agrícolas después de su desecamiento (FAO, 2003b).
3 Eso se puede ejemplificar con el caso que se da cuando al mejorar las prácticas agronómicas y de conservación de agua corriente arriba, aumenta la infiltración que proporciona la humedad necesaria a los cultivos pero disminuye por eso la escorrentía que acarrea costos para otros usuarios, por ejemplo para la producción de energía (Klohn y Appelgren, 1998).
4 La eutrofización es la acumulación de residuos orgánicos en el agua de lagos y mares, que causa la proliferación de ciertas algas. En un proceso posterior, la fuente de agua se puede convertir en un pantano y luego secarse.
5 El arsénico puede acumularse en el organismo y provocar enfermedades crónicas como el hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), detectado con alta incidencia en las zonas rurales de Argentina (Pérez y Fernández, 2004).
6 Los países centroamericanos se ubican entre aquellos que utilizan menos del 10% de sus recursos hídricos disponibles, los cuales según la clasificación de la Organización Meteorológica Mundial son países con pocos problemas de escasez, aunque la situación de El Salvador ya se puede considerar crítica (SG-SICA, 1999).
7 En El Salvador se han vuelto periódicas las epidemias del dengue y el rotavirus, que aquejan sobre todo a la población infantil. Hasta abril de 2004 el Ministerio de Salud había contabilizado más de 65.000 casos de diarreas y habían fallecido 10 niños producto del rotavirus. En 2002, el dengue atacó a más de 4.000 personas. Ambas enfermedades se propagan debido a las condiciones de insalubridad en que vive gran parte de la población, vinculadas a la falta de servicios básicos como agua potable y una adecuada letrinización (Infopress Centroamericana, 2 de abril de 2004; Cuéllar y otros, 2001).
Autor: Naciones Unidas. Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL
Autor: Naciones Unidas. Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL
La referencia a la relación de los recursos hídricos y la agricultura debe enmarcarse en un ámbitomás amplio que comprenda el uso del agua por distintos sectores y la competencia que entre ellosse establece por su utilización.
En este sentido, resolver los problemas que afectan a los recursos hídricos se vuelve unatarea muy compleja, como lo señalan innumerables estudios dedicados al tema. Ello es así porqueel agua debe ser compartida eficiente y equitativamente entre todos los sectores y usuarios quenecesitan el recurso para sus propios fines, y además se deben considerar las necesidades delmedio ambiente. 1 Sumado a ello, el aprovechamiento del agua por la agricultura, que es uno delos usuarios de más peso, implica la generación de contradicciones (económicas, sociales,técnicas, jurídicas, referentes al medio ambiente, 2 y otras) que obligan también a buscar equilibrios. 3 A ello se agrega que dichas contradicciones y los deseados equilibrios estánenmarcados por diversos factores: antropológicos, históricos, sociales, económicos, técnicos,ideológicos, filosóficos, culturales, que obligatoriamente deben ser tomados en cuenta si se aspiraal buen manejo del recurso en dicho sector con fines de desarrollo económico y social.
a) Los aspectos positivos
La agricultura es siempre el mayor usuario de todos los recursos hídricos tomados en suconjunto: la lluvia (agua verde) y el agua en los ríos, lagos y acuíferos (agua azul). Dicho sectorabsorbe alrededor del 70% del consumo mundial, mientras que al uso doméstico se destina 10% ya los usos industriales 21%. La mitad del consumo mundial del agua en la agricultura se pierdepor evaporación e infiltración, aunque también se discute que la segunda no es totalmente pérdida(PNUMA, 2003a; FAO, 2003b; OPS/OMS/AIDIS/CWWA/CEPIS, 2000).
El incremento de los recursos hídricos para la agricultura fue el motor para la revoluciónverde. En el decenio de 1990, en los países en desarrollo la producción de alimentos aumentó 3,4% anual y sobrepasó el crecimiento de la población, que fue de 1,5%. La FAO considera quedesde los años sesenta el sistema alimentario mundial ha duplicado la producción necesaria paraalimentar a la población global, proveyendo más alimentos por habitante a preciosprogresivamente más bajos. Se ha estimado que pese a existir grandes disparidades en el acceso alos alimentos, su disponibilidad por persona en el mundo ha crecido 17,5% y en los países endesarrollo 27,6% en el período 1960-1990 (IFPRI, 1995).
En América Latina, los rendimientos de los cereales se elevaron 70% en ese mismo período, desempeño logrado con una combinación de semillas de alto rendimiento, el control de plagas, la nutrición de los cultivos y con el incrementode la irrigación, que hizo posible el uso de estos insumos (CGIAR, 2002a; FAO, 2003b; Huber-Lee y Kemp-Benedict, 2003). En este sentido, se estima que la productividad del agua se ha incrementado 100% en los últimos 40 años (FAO, 2003b). Se calcula que de 1950 a 2001 elárea irrigada en el mundo pasó de 110 millones de hectáreas a 280 millones (Banco Mundial, 2003).
En la actualidad, una tercera parte de la cosecha mundial de alimentos y más del 50% dela producción global de granos proviene de la agricultura irrigada, que sólo cuenta con menos del20% de las tierras cultivadas del mundo (Dinar, 1998).
Ciertos efectos de la irrigación de los cultivos también constituyen beneficios indirectospara el medio ambiente, como la recarga de las napas subterráneas, la regulación de lascorrientes, el reciclaje de las aguas residuales y la protección contra la erosión del suelo (Redaud, 1998).Otro beneficio importante de la agricultura de riego es su contribución a la reducción de lapobreza en distintas partes del mundo, sobre todo en los países del Sur y del Sudeste de Asia,donde el riego ha tenido una gran difusión (Dinar, 1998; Rijsberman, 2004; Banco Mundial,
2003; Diouf, 2004).
b) Las sombras en la relación agua-agricultura
Se ha vuelto un lugar común en el análisis de la conexión entre sector agrícola, agua y medio ambiente, la afirmación de que la agricultura intensiva ha sido una de las actividades máscontaminantes del agua, aunque no la única. Los problemas ambientales provenientes del uso delagua en la agricultura atañen a la cantidad y calidad del agua, la calidad del suelo, la biodiversidad y el hábitat de las especies, el bienestar rural y el microclima (Bonnis y Steenblik, 1998; Dinar, 1998; Zilberman, 1998; FAO, 2003a; Huber-Lee y Kemp-Benedict, 2003; Klohn y Appelgren, 1998).
Si las tierras irrigadas no se manejan adecuadamente, por ejemplo, descuidando eldrenaje, son propensas a desarrollar salinización y anegamientos. Además, los terrenos conpendientes pronunciadas mal manejados son afectados por la erosión, como sucede en ampliasregiones de Centroamérica que han sido deforestadas para su conversión a la agricultura. Estoconduce a la reducción de la productividad del suelo, pero también impacta en forma negativasobre los recursos hídricos.
Se observa que la deforestación de la parte alta de una cuenca repercute en el cambio delcaudal de los ríos a lo largo del año, el cual es mayor que antes en el período lluvioso y menor enel período seco; disminuye la recarga a los acuíferos subterráneos, aumenta la sedimentación enlos reservorios, lagos, lagunas, riberas de los ríos y canales; el riesgo de inundaciones es mayor yse eleva la contaminación de las aguas por sólidos, elementos químicos y materia orgánicaproveniente del suelo erosionado (FAO, 2000a).
En Centroamérica, el caso más ilustrativo es elde la cuenca del Río Lempa, cuyos suelos están erosionados en dos terceras partes y sus embalsesacusan un fuerte azolvamiento, lo que acarrea serios problemas económicos debido a que dedicha cuenca depende la mayor parte del sistema nacional de agua y de energía eléctrica deEl Salvador (Góchez, 1999; Cuéllar y otros, 2001).
Uno de los mayores problemas es el deterioro en la calidad del agua, por cuanto elloreduce la cantidad disponible necesaria (CGIAR, 2002a). Los problemas clave de calidad delagua en los que incide la agricultura incluyen: eutrofización, 4 contaminación con residuos deagroquímicos, turbidez, desoxigenación, acidificación y salinización. Estos fenómenos afectan alas aguas superficiales y subterráneas, así como a los sistemas costeros (Bonnis y Steenblik, 1998).
Diversas regiones agrícolas del mundo sufren de contaminación proveniente de losagroquímicos. Este fenómeno en Centroamérica se ha reportado principalmente en el cultivo delalgodón, particularmente en Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
En Guatemala se ha observadocontaminación con mercurio y organofosforados.
En El Salvador, los ríos y arroyos de lasprincipales zonas agrícolas están altamente contaminados con pesticidas, sobre todo con DDT enáreas donde se cultiva algodón en las planicies costeras del Sudeste. En el río Grande de SanMiguel se han encontrado concentraciones de 3,15 miligramos de DDT por litro de agua, proporción que triplica el límite letal para peces.
En Nicaragua se ha detectado contaminación con toxafeno (no biodegradable) en concentraciones fuera de norma (CIEUA, 1998; Silvel yotros, 1997; Aquastat, 2001f). Por otra parte, en los países de la Organización para laCooperación y el Desarrollo (OCDE) se ha determinado que cerca de dos tercios de las emisionesde nitrógeno a las aguas superficiales y marinas y cerca de un tercio de los fosfatos provienen dela agricultura (Bonnis y Steenblik, 1998).
Por otra parte, el deterioro de la calidad del agua, que se ha incrementado con lacompetencia al desarrollarse otros sectores usuarios, afecta también a la agricultura y a la población rural. El mismo efecto genera el abandono de las áreas rurales en los programas de inversiones en infraestructura sanitaria y de riego.
Así, un gran número de fuentes de agua están contaminadas con materias fecales, como se ha reportado en El Salvador y Guatemala. En elprimer país, 21 puntos de muestreo sobre los ríos Sucio y Agua Caliente y sus tributariosdeterminaron en 1996 que el 100% de las aguas estaban contaminadas con respecto a análisismicrobiológicos en grados alarmantes (Cuéllar y otros, 2001).
En Guatemala, los principales problemas se presentan en los ríos de la planicie costera del Pacífico, en la cuenca del río Maria Linda y en los lagos de Izabal, Amatitlán, Petén Itzá y Bahíade Amatique (CIEUA, 1998 y 2000).
Muchas veces los agricultores se ven privados de producir cultivos de alto valor en elmercado por escasez de agua adecuada o basan su riego en aguas no tratadas, altamentecontaminadas, provenientes de los efluentes urbanos, por ejemplo, para el cultivo de hortalizas.
En las áreas rurales, que no cuentan con red de agua potable, la utilización del agua subterráneapara consumo humano y el brebaje de los animales de granja expone a la población a laintoxicación por arsénico y flúor contenidos en el agua y los alimentos como la leche (PérezCarrera y Fernández Cirelli, 2004; CGIAR, 2002a; OEA, 1991). 5
Estudios en diversos lugares del mundo sobre el estado de las fuentes de agua (ríos, lagos,acuíferos subterráneos, entre otros) revelan que es generalizada una situación crítica decontaminación, reducción de los volúmenes del agua; amenaza a la vida silvestre, labiodiversidad y la posibilidad misma de que las fuentes hídricas se conserven (PNUMA, 2003;Tate y Rivers, 1994). La tendencia para los próximos años será de una creciente escasez relativapor cuanto la demanda se acrecentará, al mismo tiempo que la calidad se deteriora mientras lacantidad de los recursos hídricos se mantiene constante, dando lugar a disminución en la oferta.
Esto constituye una realidad tanto a escala global como nacional o local (Doering III, 1998;Klohn y Appelgren, 1998; Fernández Jáuregui, 2003).
En Centroamérica, la solución de los problemas económicos y sociales que aquejan a laregión acarreará un incremento cada vez mayor de esa escasez a pesar de que las cifras sugierenque es una de las zonas del planeta con mejor situación en cuanto a oferta física del recurso, aligual que toda América Latina. 6 Por consiguiente, no sólo el aumento de la población y las actividades productivas ejercerán presión en el uso de mayores volúmenes de agua, sino tambiénla necesidad de mejorar las precarias condiciones de vida de altos porcentajes de la población, lascuales 7 están en gran parte relacionadas con su marginación de los beneficios de las redes desanidad, agua potable y tratamiento de desechos (véanse los cuadros I-1 y I-2 del anexo I).
Otro factor importante en esta región es la distribución espacial de los asentamientos humanos, que es incongruente con la distribución espacial de los recursos hídricos. A títuloilustrativo, dos terceras partes de la población centroamericana está asentada sobre la vertiente del Océano Pacífico, donde escurre el 30% de las aguas superficiales, mientras que una tercera parte de la población del territorio se ubica sobre la vertiente del Caribe, donde escurre 70% de la riqueza hídrica del Istmo.
Además, en la vertiente del Pacífico los ríos tienen un comportamiento marcadamente estacional. Durante la estación lluviosa se presentan crecidas con valores extremos, mientras que durante la estación seca los caudales bajan a puntos críticos. Se trata de cuencas en franco proceso de degradación, donde no existe mecanismo natural alguno de regulación del caudal base durante el período de estiaje, en gran parte debido a la deforestación (SG-SICA, 1999; SICA/CAC/CCAD, 2003). Sin embargo, el carácter conflictivo de la relación de la agricultura con el agua está condicionado históricamente, por las construcciones económico-sociales, políticas e ideológicasde la sociedad. Tal planteamiento permite avizorar la posibilidad de solución a los problemasagudos que se están enfrentando, vinculados con el agua no sólo en la agricultura sino también enlos otros sectores usuarios, como consecuencia del incremento demográfico, el traslado depoblación de las zonas rurales a las urbanas, el desarrollo industrial y la forma inadecuada en que se ha manejado el recurso.
1 Se ha llegado a determinar la necesidad de proteger y aumentar caudales ecológicos o mínimos (in-stream flows), que es el volumen de agua necesario para mantener los ecosistemas. Su sobreexplotación puede conducir a su degradación y desaparición (PNUMA, 2003a; Bauer, 2003).
2 La FAO señala que iulamentablemente, el mundo recién ahora se ha dado cuenta de que las tierras húmedas proporcionan valiosos «servicios como ecosistema», tales como la recarga de agua subterránea, la atenuación de las inundaciones y como filtro natural que retiene sedimentos y contaminantesln. Por el desconocimiento de su papel, tradicionalmente se ha tendido a intervenir estas zonas, incluso para transformarlas en tierras agrícolas después de su desecamiento (FAO, 2003b).
3 Eso se puede ejemplificar con el caso que se da cuando al mejorar las prácticas agronómicas y de conservación de agua corriente arriba, aumenta la infiltración que proporciona la humedad necesaria a los cultivos pero disminuye por eso la escorrentía que acarrea costos para otros usuarios, por ejemplo para la producción de energía (Klohn y Appelgren, 1998).
4 La eutrofización es la acumulación de residuos orgánicos en el agua de lagos y mares, que causa la proliferación de ciertas algas. En un proceso posterior, la fuente de agua se puede convertir en un pantano y luego secarse.
5 El arsénico puede acumularse en el organismo y provocar enfermedades crónicas como el hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), detectado con alta incidencia en las zonas rurales de Argentina (Pérez y Fernández, 2004).
6 Los países centroamericanos se ubican entre aquellos que utilizan menos del 10% de sus recursos hídricos disponibles, los cuales según la clasificación de la Organización Meteorológica Mundial son países con pocos problemas de escasez, aunque la situación de El Salvador ya se puede considerar crítica (SG-SICA, 1999).
7 En El Salvador se han vuelto periódicas las epidemias del dengue y el rotavirus, que aquejan sobre todo a la población infantil. Hasta abril de 2004 el Ministerio de Salud había contabilizado más de 65.000 casos de diarreas y habían fallecido 10 niños producto del rotavirus. En 2002, el dengue atacó a más de 4.000 personas. Ambas enfermedades se propagan debido a las condiciones de insalubridad en que vive gran parte de la población, vinculadas a la falta de servicios básicos como agua potable y una adecuada letrinización (Infopress Centroamericana, 2 de abril de 2004; Cuéllar y otros, 2001).
Autor: Naciones Unidas. Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL
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