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Las negrillas son para efectos de estudio
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Viñetas de la
oligarquía salvadoreña
Por Roberto
Pineda
San Salvador, 20 de noviembre de
2013
El proceso de
desarrollo tanto de las clases dominantes
como de las subalternas en El Salvador ha estado vinculada a los cambios en los
modos de producción, distribución, crédito y
comercio internacional, así como a la dependencia estructural de los
centros imperiales.
No contamos con la
información para valorar el impacto de las oleadas invasores de pueblos nahuas
que establecieron el primer sistema de dominación y de explotación en los
siglos XII al XV d.n.e. Solo sabemos que los pipiles lograron imponerse militarmente
sobre los pueblos lencas, de origen maya, que fueron arrastrados hacia el
margen oriental del río Lempa. Caso excepcional son las poblaciones de Jayaque,
Talnique y Tamanique que conservaron el final de sus nombres en poton, y
quedaron como islas pérdidas en un océano de vocablos nahuat.
Si contamos con
alguna información al respecto de la invasión ibérica de principios del siglo
XVI y el establecimiento del sistema de encomiendas y repartimientos; del
aparecimiento de los grandes latifundios vinculados al cultivo del añil y la
ganadería; del saqueo realizado por las fuerzas liberales cafetaleras de la
tierras tanto de las comunidades indígenas como de los sectores de ladinos a
finales del siglo XIX; del proceso accidentado de industrialización dependiente
de lo años sesenta del siglo XX, de la formación de una poderosa oligarquía
financiera a finales del siglo pasado, así
como de las modificaciones producidas
por la compra a mediados de la primera década del siglo XXI, de las principales empresas del país, incluida
la banca privada, por capitales transnacionales. Es de estos tres primeros casos
que compartimos estas viñetas.
La clase dominante de
la primera viñeta esta integrada en el periodo 1524-1550 por los conquistadores
en su triple expresión de soldados, comerciantes y religiosos. La de la segunda
viñeta esta integrada por los
encomenderos que mediante el tributo explotaban a las comunidades indígenas en
el siglo XVII-XVIII; y la tercera viñeta describe la creación del primer banco,
en el periodo 1860-1880, periodo
dominado por los intereses de grandes hacendados añileros e inmigrantes
colombianos, europeos y estadounidenses.
Las primeras
instituciones coloniales para la explotación del cacao y el bálsamo: la
encomienda y el repartimiento.
La ruptura en el
sistema económico-social provocada por la conquista española a partir de 1524,
la cual concluyó militarmente en el
centro y occidente del país en 1533 y en el oriente en 1547, desplazó
completamente del poder a los gobernantes pipiles de origen azteca y dio origen
a una nueva clase dominante, integrada exclusivamente por los representantes de
la Corona española. Los españoles llegaban al poder por la vía de las armas.
Luego de imponerse
militarmente ante dos ejércitos indígenas, (de los Señoríos de Izalco y
Cuscatlan) los conquistadores bajo el mando de Pedro de Alvarado y Contreras, al
no encontrar oro, decidieron irse a vivir
a las comunidades indígenas, con el fin de garantizar el control sobre las
cosechas de aquellos productos que les interesaban: el cacao y el bálsamo. Una
economía de subsistencia dio paso a una economía orientada al mercado mundial.
Las pocas ciudades
españolas (San Salvador, San Miguel, Sonsonate) fueron fundadas por los
conquistadores cerca de las principales poblaciones indígenas productoras de
cacao. Los invasores españoles eran
originarios en su mayoría de las provincias de Extremadura, Castilla y
Andalucía. Los hermanos Alvarado (Pedro, Diego, Gonzalo, Jorge, Gómez, Hernando
y Juan) eran de Badajoz, Extremadura.
La dominación
española de los territorios de Cuscatlán
y Chaparrastique se expresó en un conjunto de instrumentos jurídico-políticos
que les permitieron oprimir y fundamentalmente explotar a las comunidades
indígenas. La institución básica inicial fue la Encomienda, la cual si bien no
significaba propiedad ni dominio sobre la tierra si otorgaba el derecho a los
Conquistadores de percibir de los indígenas un tributo temporal fuera en
trabajo, especies o incluso en dinero.
Estos primeros
conquistadores y colonizadores recibieron complacidos de la Corona española las
encomiendas, institución colonial que había nacido en el Caribe cuando aún
vivía el Almirante Colón, para evangelizar a los conquistados así como para
exigirles “tributo.” Y el tributo del “contrato” fue en trabajos forzados y en
la entrega de alimentos (fríjol, maíz) así como sus cosechas de cacao y
bálsamo. La primera distribución de encomiendas concluyó de acuerdo a Gallardo
entre 1525 y 1530.[1]
La práctica del
otorgamiento de encomiendas se basaba en las Leyes de Burgos (1512) mediante
las cuales la Corona española señalaba algunas reglas para su funcionamiento,
incluyendo que se respetara la autoridad de los caciques, estuvieran formadas
por un mínimo de 40 y un máximo de 150 indios así como que el encomendero se
responsabilizara por otorgar una dieta diaria de pan con ajo “y los domingos
carne guisada.”[2]
Los encomenderos naturalmente se burlaban de estas exóticas ordenanzas. Un año
después, en 1513, se aprobó el famoso Requerimiento, a través del cual se
justificaba la guerra emprendida contra “los vasallos rebeldes” y que era cínicamente
leído antes de emprender las acciones de matanza y saqueo contra las poblaciones
indígenas.
Los conquistadores además
fortalecieron su dominación sobre las comunidades indígenas mediante dos
instrumentos: la proliferación de enfermedades desconocidas que debilitó
fuertemente la salud de la población indígena
y la introducción de ganado, que se convirtió en un mecanismo para amedrentar y
destruir las cosechas indígenas así como ampliar abusivamente los linderos de
las propiedades de los ganaderos españoles, que se convirtieron en grandes terratenientes.
En 1542 la Corona
española aprueba las Nuevas Leyes que ordenan la supresión de las encomiendas
así como la abolición de la esclavitud, la cual era impuesta sobre aquellos indígenas que eran
considerados como “rebeldes.” Este fue un esfuerzo por sofisticar la dominación
colonial. Pero los conquistadores españoles reaccionaron airadamente contra
esta legislación que limitaba sus abusos.
En realidad
modificaba los estilos de la explotación ya que origina los Repartimientos[3],
instrumento colonial mediante el cual se les obligaba a trabajar en las haciendas por una temporada
y luego regresar a sus cultivos. Esta modalidad se prolongó por los tres siglos
que duro el vasallaje colonial. El
Salvador formaba parte en ese momento de la Audiencia de los Confines o
Capitanía General de Guatemala, que abarcaba desde el Istmo de Tehuantepec
hasta el de Panamá.
En 1545, ante el rechazo generalizado de los
conquistadores, parte sustancial de las Nuevas Leyes fueron derogadas.
En la década de los
setenta del siglo XVI había 42 encomenderos en la ciudad de San Salvador y 33
en San Miguel (Browning1975:72). 25 años después de la invasión existían seis
centros principales del establecimiento español, dos eran fundaciones nuevas (
San Salvador , fundada en 1525 y San Miguel, fundada en 1530) y las cuatro
restantes estaban situadas dentro de las
comunidades indígenas más
importantes: Izalco (Sonsonate), Sihuatehuacan (Santa Ana), Apastepeque-Cojutepeque (San Vicente de Lorenzana1635) Zacatecoluca y Usulutan.
En determinado
momento surgió una contradicción entre los conquistadores convertidos en
encomenderos y los comerciantes, así como la hubo con los religiosos. Los
comerciantes aspiraban a reducir las ganancias de los encomenderos mediante el
trato directo con las comunidades indígenas en la venta de la producción de
cacao. En el caso de los religiosos estos defendían el derecho a que se les
pagara por la labor de “evangelización” que realizaban en provecho de los
encomenderos.
En el occidente del
país, la mayoría de comerciantes españoles se establecieron en Izalco, incluso
después de la fundación de la villa de La Trinidad, o sea Sonsonate, en mayo de 1553. Según la Academia Salvadoreña
de la Historia[4],
La Trinidad fue creada “para reconcentrar a los tratantes de cacao que estaban
ilegalmente residiendo en los pueblos de los Izalcos.” Es significativo que la
población indígena de Izalco adquirió en 1580 la categoría de villa.
Sonsonate se crea a
orillas del río Sensunapan, para convertirse en un emporio de comercio con su
puerto anexo, Acajutla. San Salvador había sido creada a la orilla del río
Acelhuate y San Miguel del Río Grande. Su fundación fue impulsada por el
poderoso encomendero residente en Santiago de los Caballeros de Guatemala, Diego
de Guzmán, y se encontraba unida con este país por un Camino Real de 45
leguas, que atravesaba por San Juan Bautista Nahuizalco, San Miguel Salcoatitan
y Santa Lucía Juayúa; desembocaba en el altiplano de San Andrés Apaneca, y
Concepción Ataco, para bajar luego a Asunción Ahuachapan y enfilar con rumbo a
las tierras altas guatemaltecas.
La población de
Nahuizalco es entregada en “encomienda” por Jorge de Alvarado a Miguel Díaz Peñacorba el 9 de junio de
1528. Sancho de Figueroa recibio en
encomienda por Diego de Alvarado, el 27 de julio de 1529 a Cojutepeque,
Perulapa, Cinacantan (Tamanique) así como Cozotiqui (Ciudad Barrios).
En el caso de
Sihuatehuacán ( Santa Ana) esta población fue encomendada[5]
inicialmente a Diego de Usagre, que recibía como tributo “cacao,
algodón, maíz, frijoles, chile y ropa hecha de algodón.”A su muerte, pasó a
formar parte de la encomienda de Antonio Docampo, que daba como tributo 350
xiquipiles de cacao (o sea 2,800,000 semillas). Docampo vendió la encomienda a
María Cerrato (familiar del Capitán General de Guatemala, Alonso López de
Cerrato).
En 1548 le fue
entregada la tasación del pueblo de Santa María
Zacatecoluca a Juan de Medina, la cual consistía en “400 indios
tributarios, o sea, alrededor de 2,000 personas.”Doscientos años después, en
1740 vivían 410 indios, y 450 mulatos y mestizos, que eran soldados de dos
compañías al mando de 12 españoles, que además de ser Oficiales Militares eran
vecinos dueños de las haciendas aledañas al pueblo.
En el siglo XVI había
en el Reyno de Guatemala al que pertenecían las provincias de San Salvador y San Miguel, alrededor de 200
encomiendas. La contradicción fundamental de la sociedad colonial era entre los
encomenderos y las comunidades indígenas. A nivel del grupo dominante surgió
posteriormente la contradicción secundaria entre los encomenderos y los
comerciantes. Y a nivel de grupo subordinado, posteriormente la contradicción
entre indígena y ladino.
El añil que definió el color de la Patria de los
criollos. Siglo XVII.
El desplazamiento del
cultivo del cacao por el cultivo del añil en el siglo XVII significó una
profunda modificación de la estructura agraria y de la estructura de clases. El
cultivo del cacao se realizaba por lo general, en tierras propiedad de las
comunidades indígenas y era comercializado por los españoles. El cultivo del
añil modifica esta situación y origina las grandes haciendas de los criollos
que es donde se cultiva el añil o jiquilite, y a la vez donde se construyen los
obrajes (molinos) para producir el colorante. Se forma la hacienda donde
aparece el colono al que se le otorga una porción de terreno que debe pagar en
trabajo, especie o dinero. La hacienda donde se fomenta la ganadería junto con
el cultivo del añil.
El añilero necesitaba
contar con un grupo de trabajadores que residiera permanentemente en su
hacienda así como con personal auxiliar durante el periodo de recolección de septiembre a noviembre ( Browning 1975). Y
es aquí donde la institución del repartimiento viene a resolverles este
problema a los terratenientes. Ya en 1609 llega a Ámsterdam el primer embarque
de añil guatemalteco seguramente producido en El Salvador.
Con el
establecimiento de las grandes haciendas en donde se cultivaba añil y otros
productos, se inicia la destrucción de las comunidades indígenas ya que los
obrajes se convierten en obligadas fuentes de trabajo, lo que provoca la
despoblación de las comunidades indígenas o su absorción por parte de una
hacienda. Este proceso sería agudizado mediante las reformas liberales de finales
del siglo XIX.
El comercio del añil,
es acaparado por compañías comerciales de la Ciudad de Guatemala y del puerto
español de Cádiz. Los terratenientes salvadoreños se ven obligados a organizar
el Montepío de Cosecheros de Añil
para enfrentar la competencia de los comerciantes guatemaltecos, que
proporcionaban créditos a los productores locales con altas tasas de interés.
El cultivo del añil
se concentra en San Salvador, San Vicente (Apastepeque) San Miguel y Santa Ana.
Durante el periodo colonial se establecieron por los conquistadores
transformados en encomenderos del cacao y convertidos luego en hacendados
añileros, alrededor de 400 grandes haciendas.
La primera
institución bancaria, el Banco Internacional (1880)
El 20 de agosto de
1880 abre sus puertas el Banco Internacional a partir de una concesión
realizada por el gobierno del presidente Rafael Zaldivar. Se nombra como
Gerente interino a A. Sutter y como Directores al General Encarnación Mejía (empresario que luego
fue directivo de la Compañía del Ferrocarril de Acajutla y Cónsul
General en San Francisco California), al General Nicolás
Angulo, lugarteniente del General Ramón Belloso y de Gerardo Barrios, y al Expresidente
Eujenio (sic) Aguilar, que fue Rector de la UES 1843-1845 y Presidente
de la República 1846-1848 y se le atribuye haber introducido el cultivo del
café en el país. (Diario Oficial de El Salvador, 21 de agosto de 1880).
El Banco
Internacional se instala con un capital inicial de 500,000 pesos, con 100
acciones de 5,000 pesos cada una, que luego se amplía a 700,000 pesos. En el
Diario Oficial del 27 de agosto de 1880 el Gobierno “liberal y progresista” del
presidente Rafael Zaldivar agradece al “digno caballero” José Francisco Medina
“por su activa cooperación en todos los pasos previos que ha sido preciso dar
para la realización del proyecto.”Asimismo informa que “muy pronto se establecerá
una sucursal en Santa Ana y se designaran Agencias en las principales plazas de
la República.” Francisco Medina había desembarcado en el puerto de La Libertad
el 26 de marzo de ese año procedente de San José Guatemala.
En el Diario Oficial
del 29 de agosto de 1880 se vuelve a celebrar la instalación del Banco
Internacional, ya que permitirá librarse de los usureros y “a que casi en su
totalidad las acciones suscritas son de capitales del país.” Asimismo en el
artículo se informa que en el Directorio del Banco fungen como directores
suplentes los señores José Rosales y
Gustavo Lozano. En la edición del 5
de septiembre de 1880 del Diario Oficial aparece íntegramente el contrato
firmado “por el Supremo Gobierno con el señor J. Francisco Medina.” Está firmado
por Pedro Meléndez, Ministro de Hacienda y Guerra y tiene fecha de 5 de abril
de 1880.
Notas
[1] Gallardo, Ricardo. Las Constituciones de El Salvador. Madrid,
1961.Pág. 226
[3] Martínez Peláez, severo. La patria del criollo. EDUCA. San José, Costa
Rica. 1981
[5] “Texto de una
Encomienda otorgada por Hernán Cortés, 24 de julio de 1524
Por la presente se deposyta en vos Gonzalo de Salazar
factor de sus magestades desta Nueva España el senor e naturales del pueblo de
Taxanda [Taximaroa] que es en la provincia de Mechuacán e los pueblos de
Acanbaro y Macharo y Avaneoe y Macharon e Anbaro e Xameo e Tupatato e Guariqueo
e Puzquaro e Macatario y Tanmeo Canguorira e Yrapusto y Cherequenguerchao y
Atapuxao y Araro y Maritaro y Gincomas e Guaco y Camatorio y Andachuco y Caratuquero
e Macamysquaro y Ungapachoro y Guanymoro e Chinchiaqueo y Corinveo y Characheo
y Pana y Unimao e Charapesto y Parareo que son subjetos al dicho pueblo de
[Tasanda] Taximaroa cabecera para que os syrvays de ellos e vos ayude en vras
haziendas e granjerias conforme a las hordenanzas que sobre esto estan hechas e
se harán e con cargo que tengays de los yndustriar en las cosas de nra santa
fee Catolica poniendo en ello toda vigilanza e solicitud posyble e necesario
fecho en Tenuxtitan a vente e quatro de jullio de myle e quinientos e veynte e
quatro anos. Fernando Cortés.” http://www.gabrielbernat.es/espana/esclavitud/html/encomienda.html
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