Canción para el traidor de la palabra
Roque Dalton García
El Diario de Hoy, año XX, no. 8061
San Salvador, domingo 18 de marzo de 1956, pág. 16.
Ayer se me formó un deseo.
Eso de conllevarse con la grama
y hacer nacer el alborozo de cien soles
y cabalgar desnudo en cada viento
y escapar de los gemidos sin origen
y encontrarse de pronto
incomprensiblemente solo,
y eso, también, de transformar la noche,
de presentirla inofensiva, ingenua;
y darle relevancia al caracol y al vértigo
e imputarle a la rosa
la más profunda lágrima,
en fin, toda esa
estupidez concatenada,
me ha producido un ansia enorme
de sacarme a la calle
a repartir vocablos personales:
otorgar el “imbécil”
como un condecorante esputo
y repartir,
entre un calor picante y fastidioso,
cuarentidós “estúpidos”.
Reservar tres “cretinos”
para las horas tristes
de un engorrosamente pálido crepúsculo,
y en la noche
en mi alcoba,
escribir una carta
para dejar en su lugar
los últimos “idiotas”
de esa jornada justiciera y única.
Por supuesto que tú estarás incluido en el reparto
mi asqueroso poeta de algodón perfumado,
mi cobarde celeste, mi gran queso romántico,
mi canalla enfermizo,
mi reptil cacofónico,
mi homosexual anímico,
mi come-rosas pálido.
Porque tú has traicionado totalmente a la palabra
y la has abandonado al viento sin substancia
y la has vendido en todos los mercados
y la has hecho construir
caminos engañosos de pétalos
que caen en los crueles abismos insondables.
Camina sin embargo,
tránsfuga de letrinas suntuosas,
repartiendo vergonzantes adornos de solapas,
que hay ojos de maíz,
ojos de arado,
ojos de hambre presente,
de lucha continuada y esperanza cierta,
que conocen tu cómplice vacío,
tu omisión asesina,
y te esperan
¡te esperan!
Las letras al servicio del pueblo.
Recopilado originalmente por Carlos Cañas Dinarte, reenviado por Juan Mario Castellanos
miércoles, 24 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario